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¿Cómo llevas las matemáticas? Con este test puedes comprobar tu capacidad de cálculo mental, eso si, no uses calculadora o lápiz y papel, ya que el resultado del test no sería válido.
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A continuación tienes un test de 20 preguntas. Cada pregunta tiene tres posibles respuestas, de las cuales sólo una de ellas es correcta. Selecciona la respuesta que tú consideres correcta. Pulsa el botón resultado para obtener la corrección del test. Se señalará en color verde el test corregido para que lo puedas comparar con tus respuestas. |
Menos de 8 preguntas acertadas No tienes agilidad mental para el cálculo... un consejo: deja las calculadoras, y haz trabajar a tu mente. |
De 8 a 16 preguntas acertadas Tienes una buena capacidad de cálculo mental aunque debes ejercitar un poco más tu mente. |
16 o más preguntas acertadas ¡Enhorabuena! ¡Eres un experto en el cálculo! (¡siempre que no hayas hecho trampas con la calculadora!) |
AMPEONATOS ESCOLARES
Andrea y Lorena tienen 12 años, son hermanas y, además, gemelas y, además
deportistas. Desde pequeñas han competido en liguillas y trofeos y ahora han
sido seleccionadas para participar en los campeonatos escolares de su comunidad
autónoma. Se alojarán, junto con los demás participantes, en unas instalaciones
para estudiantes de la capital.
El viernes por la tarde sus padres las llevan a la estación central de Córdoba para
ayudarles con las maletas y desearles suerte.
-¡Rápido, mamá, son las 6 menos 25 y sólo quedan 9 minutos para que salga
el tren!
-¡Que tengáis mucha suerte! ¡Pero, sobre todo, cuidaos! ¡Y, en cuanto acabéis
las pruebas, llamadnos al móvil! ¡Un beso! ¡Adiós!
Andrea y Lorena se despiden otra vez a través de la ventana del AVE y toman
asiento. Es la primera vez que viajan solas y, aunque en Sevilla las estará esperando
una persona de la organización, se sienten algo nerviosas. Notan un cosquilleo
en el estómago, parecido al que sienten cuando van a disputar una prueba y se
colocan en las posiciones de salida.
-¿A qué hora llegaremos a la estación de Sevilla, Santa Justa?- pregunta
Lorena.
-¡Nos hemos olvidado toda la información del viaje en casa!- contesta alarmada
Andrea.
¿Podríais ayudarles
“RICARDO CORAZÓN DE ALGODÓN”
Érase una vez un niño muy inteligente, pero… que muy inteligente… ¿He dicho ya, que había una vez un niño que era muy inteligente? Pues eso, ¡qué era muy inteligente!, y eso le producía un gran problema. Y os preguntaréis cómo puede provocar un problema ser tan inteligente. Pues ahora mismo lo vais a descubrir.
Resulta que Ricardo -que así se llamaba ese inteligente niño- hacía todas las actividades de clase con extraordinaria rapidez; tanto que se aburría con mucha facilidad, ya que nada de lo que le ponían sus maestros era lo suficientemente difícil como para que fuera un reto a sus muchos conocimientos. Era un crac en Mates, asignatura en la que no había número que se le resistiera; en Lengua ya que leía con una entonación y soltura que mejoraba a la de su maestro; en Cono pues siempre tenía todas las respuestas antes de las preguntas… Pero su aburrimiento no era su problema, era otro muy distinto.
Como es lógico, sus actividades eran las primeras en estar acabadas, lo cual provocaba miradas furtivas por encima de su hombro, por la derecha, por la izquierda y por el frente, intentando siempre robarle las respuestas (ya que todos sus compañeros daban por supuesto que estarían bien y así se ahorrarían tener que pensarlas por sí mismos). Pero ese tampoco era su problema, como tampoco lo era que otros compañeros se fuesen a su casa para hacer las tareas y así poder copiar lo que él ponía en sus cuadernos, o incluso había algunos que hasta se atrevían a quitarle su libreta para llevársela a sus casas y así poder copiar tranquilamente todo lo que necesitaban.
Era además de muy inteligente, extraordinariamente generoso, ya que a nadie le negaba ayuda cuando se la pedían, hasta el extremo de dejarse copiar y no decir nada para que no castigaran a sus compañeros. Aunque su maestro -que no tenía ni un pelo de tonto- se imaginaba lo que estaba pasando. Pero tampoco su generosidad y compañerismo era su problema: su problema estaba en no comprender por qué a pesar de todo, cuando no lo necesitaban para resolver los problemas de matemáticas, para hacer el trabajo en grupo, para explicarles lo que no entendían,… sus compañeros se olvidaban de él: no le llamaban para salir a jugar a la calle, y nadie contaba con él para pasárselo bien… Sólo, sólo, se acordaban de él cuando tenían un problema y Ricardo podía resolverlo con su magnífica inteligencia. Y tú ¿sabes el por qué del problema?.
Autor: José Miguel de la Rosa Sánchez. Comprensión lectora: Silvia Asuero. Dibujos: Vladimir Zúñiga
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