Ilustración de M.C. Escher

lunes, 4 de marzo de 2013

EL LENGUAJE SIRVE PARA ENSEÑAR



AGUSTÍN: ¿Qué es lo que queremos hacer, en tu opinión, cuando hablamos?
ADEODATO:  Por lo que se me viene a las mientes en este momento, enseñar o aprender.
AG.: Uno de esos fines lo comprendo claramente y estos de acurdeo contigo: cuando hablamos queremos enseñar, es evidente. Pero ¿cómo se entiende eso de que queremos a aprender?
AD:  Pues ¿cómo te parece que va a ser, más que preguntando?
AG.:  Incluso entonces, a mi juicio, no queremos sino enseñar; pues que te pregunte si interrogas por otro motivo que para enseñar lo que deseas saber a quien interrogas.
AD.:  Es cierto.
AG.: Pues ya ves que al utilizar el lenguaje no tenemos otro fin que el de enseñar.
AD.: No lo tengo del todo claro; pues si hablar consiste en pronunciar palabras, constato que eso también lo hacemos cuando cantamos.  Ahora bien, cuando cantamos a menodo estamos solos, no hay nadie presente para aprender y por tanto no creo que deseemos enseñar nada a nadie.
AG.: Sin embargo yo pienso que hay una manera de enseñar despertando lo recursos, y es una manera importante, como lo demostrará el objeto mismo de nuestra conversación.  Pero si estimas que no prendemos cuando recordamos y que  el que recuerda no enseña, no voy a contradecirte; y por tanto pongo dos objetivos del lenguaje: enseñar o hacer recordar sea a nosotros mismos o sea a otros.  Esto es también lo que hacemos cantando. ¿Estás de acuerdo?
AD.: No del todo, pues me parece raro eso de que canto para recordar: lo hago solamente por gusto.

AGUSTÍN DE HIPONA, De magistro, I, 1.

No hay comentarios:

Publicar un comentario