El
interés que despierta el flamenco ha llegado hasta las matemáticas. Un estudio
matemático ha intentado identificar los vínculos entre los principales estilos
del flamenco y establecer el árbol de la evolución de los diferentes palos.
También intenta explicar por qué algunos palos gozan de más popularidad que
otros. Un
equipo multidisciplinar, formado por investigadores de la Universidad de
Sevilla, la Universidad Politécnica de Madrid, las universidades canadienses
Queen’s y McGill y con la colaboración de una concertista de la Real Escuela
Profesional de Danza de Madrid, ha analizado algunos patrones rítmicos del
flamenco aplicando métodos matemáticos y técnicas propias de la biología y de
la genética. Es decir, se ha tratado el flamenco como si fuera un ser
vivo.Según los autores del estudio, “el patrón rítmico o compás es el código
que contiene la información genética de cada estilo”. Por esta razón, el
estudio parte del análisis del ritmo que marcan las palmas, componente básico
sobre el que se construye todo lo demás: letra, armonía y melodía.Los autores
han establecido como base del estudio el fandango, la soleá, la bulería, la
seguiriya y la guajira, todos ellos con patrones rítmicos ternarios. Los
investigadores han aplicado dos medidas matemáticas. La primera, llamada distancia
cronotónica, mide la diferencia que existe entre la representación
gráfica de dos ritmos. La segunda, conocida comopermutación dirigida, mide el número de
permutaciones necesarias en un ritmo para que se convierta en otro
distinto.Aplicando técnicas bioinformáticas a estos resultados, se ha
construido un árbol filogenético que intenta averiguar la existencia de un palo
primitivo del que derivaron todos los demás, fijar las relaciones entre los
principales estilos y explicar la evolución de los diferentes palos y la
popularidad de algunos cantes entre aficionados y artistas.Las conclusiones del
estudio sitúan a la guajira y al fandango en el centro de los patrones rítmicos
ternarios. Esto podría otorgarles la condición de patrones rítmicos primitivos,
pero el propio estudio matiza que estos resultados deben someterse a la
realidad de los hechos. La
guajira queda descartada como patrón primitivo por ser un cante de ida y
vuelta. En cambio, en lo que respecta al fandango, coincide con la opinión de
algunos flamencólogos y con lo que supone la existencia de modalidades
evolucionadas del fandango en todas las provincias andaluzas: malagueñas,
granaínas, tarantas…El estudio también otorga una situación destacada a la
soleá. También podría ser el patrón primitivo que, tras un proceso evolutivo,
dio origen a los demás. No en balde, la bulería proviene de la soleá y es muy
conocida la inclinación de los puristas por los estilos que usan el patrón de
la soleá.El estudio también trata de explicar por qué ciertos tipos de ritmos
son más populares que otros. Los más populares son aquellos que poseen
asimetría rítmica, que en lo musical está relacionada con el concepto de
silencio alargado que tanto atrae a los aficionados.La presencia deasimetría rítmica en las bulerías, las bulerías por
soleá y las soleás podría explicar la popularidad de la bulería entre el
público general y la inclinación de los llamados flamencos “puristas” por los
estilos que usan el patrón de la soleá.Las conclusiones de estudios de este
tipo pueden resultar interesantes para completar la escasa información de que
disponemos acerca de los orígenes del flamenco. Muchas son las teorías
discutidas sobre el nacimiento de este arte que afectan incluso al origen de su
nombre.Sirven también para proporcionar al musicólogo flamenco
herramientas de análisis del ritmo y sugerirle ideas sobre las cuestiones muy
discutidas como las relaciones entre los diferentes palos, la preferencia de
estilos, búsqueda de estilos ancestrales o influencia de músicas externas a
Andalucía.
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