EDUCAR PARA LA RAZÓN
Nada puede concordar mejor con la naturalez de una cosa que los demás individuos de su especie; por tanto, nada hay que sea más útil al hombre, en orden a la conservación de su ser y el disfrute de una vida racional, que un honbre que se guié por la razón. Además, dado que entre las cosas singulares no conocemos nada más excelente que un hombre guiado por la razón, nadie puede probar cuánto vale su habilidad y talento mejor que ducando a los hombres de tal modo que acaben por vivir bajo el propio imprio de la razón.
ESPINOZA, ÉTICA, IV, apénd. IX.
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