Ilustración de M.C. Escher

viernes, 26 de octubre de 2012






CALAVERITAS

Estaba la Media Muerte
sentada en un carrizal
comiendo tortilla dura
para poder engordar.
Estaba la Muerte seca
sentada en un arenal
comiendo tortilla dura
y frijolitos sin sal,
sin sal, sin sal...
Ya te miré, calavera,
con un diente y una muela
saltando como una pulga
que tiene barriga llena.
Muerto, si hubieras corrido,
no te hubieran alcanzado;
pero como no corriste
ahora te llevan cargado.
 
Estaba la media muerte
comiéndose su telera;
los muchachos, de traviesos,
le gritamos "¡Calavera!"
Andale muerte canija
ponte tu rebozo y baila;
ya sé que quieres marearme
y esperas a que me caiga.
 
Si a tu balcón llegara
un tecolote
ráspale las narices
con un olote.
 
Hoy es día de todos santos
-dice un loco en sus tonteras-
son muchas las calaveras
y muy pocos camposantos.
 
Al pasar por el panteón
me salió una calavera:
tú me tocas el tambor
y yo muevo la cadera.
 
¿Quién me compra calaveras?
son de la nueva invención;
hay de bonitas y fieras
que han muerto ya de torzón;
son elegantes y finas,
a tlaco doy el montón
de las que usan crinolinas
y otras que doy de pilón.
 
¡Ay, triste calaverón!
ya no volará tu fama
porque te van a enterrar
el lunes por la mañana.
 
-Calavera vete al monte.
-No señora porque espanto.
-Pues a dónde quieres irte.
-Yo, señora, al camposanto.
 

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