Ilustración de M.C. Escher

lunes, 22 de octubre de 2012



Un buen maestro es una persona con capacidades y actitudes desarrolladas consciente y sólidamente para aplicarlas a la finalidad de su trabajo que es el aprendizaje de sus alumnos.

Un buen maestro es quien sabe –lo sabe en teoría, pero también lo acepta de corazón- que no hay dificultades en el aprendizaje en sí mismas, sino limitaciones de enseñanza.

Un buen maestro es quien domina currículum, evaluación y formas reglamentarias de enseñanza, pero las puentea y adapta para que sirvan a las posibilidades y necesidades de sus alumnos.

Un buen maestro es quien se compromete a que todos sus alumnos aprendan, y que no falte ninguno, y quien desentraña el ritmo y estilo de cada uno de ellos para llevarlos lo más alto posible.

Un buen maestro es quien desarrolla y alimenta una vocación original; que no elige la docencia por descarte, como una forma de esquivar otras carreras profesionales que son más exigentes.

Finalmente, un buen maestro sabe que el derecho a la educación no se reduce al derecho a inscribirse a la escuela, sino que se cumple si es el derecho a aprender.

Los maestros son la pieza fundamental de la calidad educativa de cualquier país y sin ellos, cualquier esfuerzo por mejorar la calidad de la educación es completamente en vano.

Por ello debemos impulsar políticas para mejorar la imagen, formación y condiciones laborales bajo las que se encuentran los profesores en México para que todos sean buenos maestros.





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