Ilustración de M.C. Escher

viernes, 14 de septiembre de 2012

¿QUÉ ENTIENDEN UNOS Y OTROS POR LA EDUCACIÓN BASADA EN COMPETENCIAS?

No sé si es el mejor título que puedo imaginar para este intento de ensayo que estoy a punto de escribir. Pero creo, sinceramente, que es el adecuado; dado que el tema, aunque no  desconocido, si era relativamente poco conocido por mí.

Las pocas referencias del tema, antes de llevar la materia de Didáctica,  fueron a través de pláticas y comentarios escuchados a profesores del centro de trabajo donde laboro y compañeros de estudio del CEUJA, que están frente a grupo y que ya trabajan con este modelo.

Escuché (en pláticas), vi (en videos)  y leí (en libros) los diferentes puntos vista de aquellos que tienen nociones más  y mejores que yo del tema y los plasmé. De tal forma que el ensayo está hecho para mí, es una explicación que me doy; entendiendo que es un intento primero por entender las competencias, por alguien que aún no está frente a grupo y que tarde o temprano lo hará.

Por lo tanto, al que madruga Dios lo ayuda…

En México, así como en otros países, la introducción de los modelos educativos por competencias en todos los niveles de escolaridad,  han buscado innovar los procesos formativos acorde al mundo actual; a la llamada sociedad del conocimiento.

Sin embargo especialistas como Díaz Barriga, se pregunta si verdaderamente es una propuesta innovadora o sólo es un disfraz de cambio, en un contexto de rechazo a dicho cambio.

Había escuchado, por medio de algunos profesores de mi escuela, de tal rechazo. Estando en compañía con mis compañeros del CEUJA (que están frente a grupo y ya enseñan por competencias) Josué Acosta y Fernando Magallón, les hice la siguiente pregunta: ¿Por qué tanto rechazo, por parte de un sector amplio de docentes, a la educación basada en competencias?

De acuerdo a Fernando: “Aquellos docentes critican al currículo por competencias por considerarla pragmática, reduccionista y técnica, donde la competencia queda reducida a un “saber hacer”. Además implantarlas se llevaría demasiado tiempo, debiendo quitar materias. No han parámetros que midan si se han transformado las prácticas educativas en el aula”.

Según Josué: “Además otros profesores no saben qué son las competencias, cómo enseñarlas y evaluarlas. Y por si fuera poco, tampoco existe un parámetro que diga que la formación de los profesionales ha alcanzado los niveles estándares planteados”.

Diversos autores coinciden en que la entrada del discurso de las competencias en la educación no tiene su origen en un paradigma o enfoque psicoeducativo centrado en los procesos de enseñanza o en el diseño del currículo escolar.

Por lo general, se identifican como vertientes originarias de una cierta reestructuración de la noción de capacitación en destrezas laborales y una certificación de puestos de trabajo provenientes del ámbito laboral, que toma como recurso metodológico el análisis conductual de puestos y tareas.

Al respecto, Blas (citado por Díaz Barriga & Hernández, 2010) afirma que:

Más que de nuevos modelos o desarrollos conceptuales, se trata de meramente de sustituciones terminológicas de conceptos antiguos, donde el tradicional análisis ocupacional de tareas o el análisis de aptitudes y actitudes parecen haber sido disfrazados por un nuevo lenguaje, el propuesto y promovido por el nuevo concepto de competencia profesional.

Sin embargo Phillipe Perrenoud (2004:11) definen la competencia como la “capacidad para movilizar varios recursos cognitivos para hacer frente a un tipo de situaciones”.

Dichos recursos cognitivos incluyen conocimientos, técnicas, habilidades, aptitudes, entre otros, que son movilizados por la competencia considerada para enfrentar una situación generalmente inédita.

La competencia no es la simple sumatoria de conocimientos, habilidades y actitudes; aunque incluye dichos recursos, la competencia se construye gracias a la integración y puesta en práctica de tales recursos cuando se afronta una tarea en una situación determinada.

El ejercicio de una competencia implica ejecutar una acción relativamente adaptada a la situación que se enfrenta lo más eficazmente posible.

Por eso se habla del carácter situado de la competencia, ya que la movilización de saberes ocurre y es pertinente en un contexto o situación específica, por lo que se requiere echar mano de procesos complejos que implican toma de decisiones, elaboración de juicios, adopción de puntos de vista, clarificación de valores o perspectivas éticas para afrontar la situación y para poder solucionar la problemática o tarea que se enfrenta.

De acuerdo a las opiniones expuestas anteriormente, debo reconocer que estoy a favor de la introducción de este modelo. Si la educación basada en competencias está o no fundamentado en un paradigma o enfoque psicoeducativo me parece que pasa a segundo término, puesto que sabemos que la educación en México y en cualquier país del mundo  está regida por el orden económico.

Me parece, que en lugar de educar para la prosperidad, las escuelas públicas del país están educando para la mediocridad, para la parálisis, para el rezago, para que el país en términos comparativos, pierda cada vez más terreno en la competencia internacional en lugar de irlo ganando.

El tema de la educación ha pasado al último lugar de las prioridades nacionales. La pasión por mejorar la educación parece estar confinadas a pequeños grupos de ciudadanos preocupados y algunas ONG´S.

Estamos tan mal educados que ni siquiera sabemos cuan importante es la educación

En nuestro país  la escuela pública se ha convertido en una fábrica para pobres; un lugar que  condena a los mexicanos a quedarse en el mismo lugar en el cual nacieron, sin acceso a la movilidad social y poco preparados para la competencia global.

La mejor manera de reaccionar sería a través de una apreciación crítica  y honesta de cómo llegamos a la pésima situación en la que estamos. Con altos índices de abandono educativo, con un nivel de desempleo alto y con una informalidad aún mayor.

El mundo enfrenta problemas económicos. La economía global que surgirá de esta recesión será muy diferente: la competencia entre los mercados emergentes será mayor y sólo los países que cuenten con una fuerza de trabajo competente y capaz podrán salir del hoyo.

Va a ser indispensable producir mexicanos creativos, críticos, pensantes, capaces de entender problemas complejos y cómo resolverlos.

Y ello requeriría comprender la urgencia de transformar nuestro sistema educativo para sustituir la mediocridad por la excelencia.

Muchos piensan que eso no será viable mientras Elba Esther Gordillo siga al frente del SNTE. Mientras los maestros puedan vender, heredar o intercambiar sus plazas por favores sexuales. Mientras los gobernadores puedan ofrecer plazas al mejor postor y hagan de ello un gran negocio. Mientras la clase política conciba a la educación como un coto político en vez de un trampolín social.

Hoy el debate incipiente en torno a la educación está imbuido de un gran pesimismo frente a obstáculos que parecen insuperables.

BIBLIOGRAFÍA
Díaz Barriga, F., Hernández, G. (2010). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo:
      Una interpretación constructivista. México: Mc Graw Hill.
Texto original de una entrevista "El Arte de Construir Competencias " original en portugués en Nova Escola (Brasil), Septiembre 2000, pp.19-31.
Encontraran mayor información sobre el tema de las competencias en la educación en las siguientes páginas en Internet:
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