Las pocas referencias del tema,
antes de llevar la materia de Didáctica,
fueron a través de pláticas y comentarios escuchados a profesores del
centro de trabajo donde laboro y compañeros de estudio del CEUJA, que están
frente a grupo y que ya trabajan con este modelo.
Escuché (en pláticas), vi (en videos) y leí (en libros) los diferentes puntos vista
de aquellos que tienen nociones más y
mejores que yo del tema y los plasmé. De tal forma que el ensayo está hecho
para mí, es una explicación que me doy; entendiendo que es un intento primero
por entender las competencias, por alguien que aún no está frente a grupo y que
tarde o temprano lo hará.
Por lo tanto, al que madruga Dios
lo ayuda…
En México, así como en otros
países, la introducción de los modelos educativos por competencias en todos los
niveles de escolaridad, han buscado
innovar los procesos formativos acorde al mundo actual; a la llamada sociedad
del conocimiento.
Sin embargo especialistas como Díaz
Barriga, se pregunta si verdaderamente es una propuesta innovadora o sólo es un
disfraz de cambio, en un contexto de rechazo a dicho cambio.
Había escuchado, por medio de
algunos profesores de mi escuela, de tal rechazo. Estando en compañía con mis
compañeros del CEUJA (que están frente a grupo y ya enseñan por competencias)
Josué Acosta y Fernando Magallón, les hice la siguiente pregunta: ¿Por qué
tanto rechazo, por parte de un sector amplio de docentes, a la educación basada
en competencias?
De acuerdo a Fernando: “Aquellos
docentes critican al currículo por competencias por considerarla pragmática,
reduccionista y técnica, donde la competencia queda reducida a un “saber hacer”.
Además implantarlas se llevaría demasiado tiempo, debiendo quitar materias. No
han parámetros que midan si se han transformado las prácticas educativas en el
aula”.
Según Josué: “Además otros
profesores no saben qué son las competencias, cómo enseñarlas y evaluarlas. Y
por si fuera poco, tampoco existe un parámetro que diga que la formación de los
profesionales ha alcanzado los niveles estándares planteados”.
Diversos autores coinciden en que
la entrada del discurso de las competencias en la educación no tiene su origen
en un paradigma o enfoque psicoeducativo centrado en los procesos de enseñanza
o en el diseño del currículo escolar.
Por lo general, se identifican como
vertientes originarias de una cierta reestructuración de la noción de
capacitación en destrezas laborales y una certificación de puestos de trabajo
provenientes del ámbito laboral, que toma como recurso metodológico el análisis
conductual de puestos y tareas.
Al respecto, Blas (citado por Díaz Barriga
& Hernández, 2010) afirma que:
Más que de
nuevos modelos o desarrollos conceptuales, se trata de meramente de
sustituciones terminológicas de conceptos antiguos, donde el tradicional
análisis ocupacional de tareas o el análisis de aptitudes y actitudes parecen
haber sido disfrazados por un nuevo lenguaje, el propuesto y promovido por el
nuevo concepto de competencia profesional.
Sin embargo Phillipe Perrenoud
(2004:11) definen la competencia como la “capacidad para movilizar varios
recursos cognitivos para hacer frente a un tipo de situaciones”.
Dichos recursos cognitivos incluyen
conocimientos, técnicas, habilidades, aptitudes, entre otros, que son
movilizados por la competencia considerada para enfrentar una situación
generalmente inédita.
La competencia no es la simple
sumatoria de conocimientos, habilidades y actitudes; aunque incluye dichos
recursos, la competencia se construye gracias a la integración y puesta en
práctica de tales recursos cuando se afronta una tarea en una situación
determinada.
El ejercicio de una competencia
implica ejecutar una acción relativamente adaptada a la situación que se
enfrenta lo más eficazmente posible.
Por eso se habla del carácter situado de la
competencia, ya que la movilización de saberes ocurre y es pertinente en un
contexto o situación específica, por lo que se requiere echar mano de procesos
complejos que implican toma de decisiones, elaboración de juicios, adopción de
puntos de vista, clarificación de valores o perspectivas éticas para afrontar
la situación y para poder solucionar la problemática o tarea que se enfrenta.
De acuerdo a las opiniones
expuestas anteriormente, debo reconocer que estoy a favor de la introducción de
este modelo. Si la educación basada en competencias está o no fundamentado en
un paradigma o enfoque psicoeducativo me parece que pasa a segundo término,
puesto que sabemos que la educación en México y en cualquier país del
mundo está regida por el orden
económico.
Me parece, que en lugar de educar
para la prosperidad, las escuelas públicas del país están educando para la
mediocridad, para la parálisis, para el rezago, para que el país en términos comparativos,
pierda cada vez más terreno en la competencia internacional en lugar de irlo
ganando.
El tema de la educación ha pasado al
último lugar de las prioridades nacionales. La pasión por mejorar la educación
parece estar confinadas a pequeños grupos de ciudadanos preocupados y algunas
ONG´S.
Estamos tan mal educados que ni
siquiera sabemos cuan importante es la educación
En nuestro país la escuela pública se ha convertido en una
fábrica para pobres; un lugar que
condena a los mexicanos a quedarse en el mismo lugar en el cual
nacieron, sin acceso a la movilidad social y poco preparados para la competencia
global.
La mejor manera de reaccionar sería
a través de una apreciación crítica y
honesta de cómo llegamos a la pésima situación en la que estamos. Con altos
índices de abandono educativo, con un nivel de desempleo alto y con una
informalidad aún mayor.
El mundo enfrenta problemas
económicos. La economía global que surgirá de esta recesión será muy diferente:
la competencia entre los mercados emergentes será mayor y sólo los países que
cuenten con una fuerza de trabajo competente y capaz podrán salir del hoyo.
Va a ser indispensable producir
mexicanos creativos, críticos, pensantes, capaces de entender problemas
complejos y cómo resolverlos.
Y ello requeriría comprender la
urgencia de transformar nuestro sistema educativo para sustituir la mediocridad
por la excelencia.
Muchos piensan que eso no será
viable mientras Elba Esther Gordillo siga al frente del SNTE. Mientras los
maestros puedan vender, heredar o intercambiar sus plazas por favores sexuales.
Mientras los gobernadores puedan ofrecer plazas al mejor postor y hagan de ello
un gran negocio. Mientras la clase política conciba a la educación como un coto
político en vez de un trampolín social.
Hoy el debate incipiente en torno a
la educación está imbuido de un gran pesimismo frente a obstáculos que parecen
insuperables.
BIBLIOGRAFÍA
Díaz
Barriga, F., Hernández, G. (2010). Estrategias
docentes para un aprendizaje significativo:
Una
interpretación constructivista. México: Mc Graw Hill.
Texto original de una entrevista "El Arte
de Construir Competencias " original en portugués en Nova Escola (Brasil),
Septiembre 2000, pp.19-31.
Encontraran
mayor información sobre el tema de las competencias en la educación en las
siguientes páginas en Internet:
DIRECCIÓN
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